lunes, 15 de febrero de 2010

HISTORIA DE UN MATRIMONIO

El día que me casé, pensé que iba a mejorar
pero vino a resultar contrario a lo que pensé,
sería el nunca acabar, si yo a contar me pusiera,
pero esto es lo que encontré, en mi amada compañera.

Son más de dos carretillas las que tiene que cargar,
y sacarlas de mi casa cuando se pone a limpiar.
Un día invité a comer a un amigo de la infancia
y lo que tuve que ver, recuerdo con repugnancia.

Allí afrentado quedé, no creáis que esto es chacota.

Porque en el cocido hallé, algo como una pelota...
sacó en claro lo que era, al punto mi compañero
¡¡Algo que a mí me horroriza!!
en el caldo del puchero su dentadura postiza.

Mi amigo al ver aquello por la puerta enderezó vela,
y yo a mi querida esposa le revolé la cazuela,
pero ella agarró una silla y me dio tal silletazo,
que me rompió dos costillas y casi me arranca un brazo.

En aquel momento entró mi suegra,
que se armó con una estaca, la cosa se puso negra,
pues me dieron tal matraca, entre estaca, mesa y sillas
que sonaban mis costillas lo mismo que una carraca.

Yo tuve la mala pata que llegó un municipal
que también me vino a dar de palos media docena,
y para aliviar mi pena a la cárcel me llevó,
y puso en la declaración "Que yo le pegué a la nena"

Un mes tuve que perder de estancia en el calabozo,
y al salir, con alborozo me encontré sin mi mujer,
yo que aún estaba hecho cisco, y a juzgar por sus maneras
Pensé... ¡¡Se habrá enrolado en un circo para domar a las fieras!!

Autor: Pablo Avendaño Lara

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